La búsqueda y el re-encuentro
Estaba buscando, como siempre esperando encontrar.
Cierto día en un apartado rincón de internet dio con el nombre de 4 grandes maestros en India.
No se lo pensó dos veces, partió primero a Madrid, a la embajada. Necesitaba un visado que le permitiera estar en India sin límite de tiempo. .
Pensaba que el encontrar a los 4 maestros y estar con ellos el tiempo que tocase estar, no sería una cuestión de pocos meses, seguramente le llevaría algo más.
Realizó los trámites y finalmente llegó el día de la partida.
Llegó a India, la siempre venerada India, tierra de sueños, lugar de reencuentros.
Empezó su periplo y encontró al primero de los 4 maestros… y después partió y el maestro le siguió.
Encontró al segundo maestro… y partió y el segundo maestro también le siguió.
Continuó el viaje y localizó al tercero de los maestros… y más tarde partió. También el tercero le siguió.
Finalmente llegó al lugar donde estaba el cuarto de los maestros… también llegó el momento de la partida y también en esta ocasión el cuarto maestro le siguió.
Caminaron días y días los 5 juntos. Aprendiendo unos de otros, hasta que llegaron a un lugar tocado por la mano de Dios (como todos) un bello paraje en una montañosa selva junto al mar.
Se fueron a dormir y al levantarse a la mañana siguiente para hacer su práctica, comprobó que los cuatro maestros ya lo habían hecho.
Estaban los cuatro sentados formado un semicírculo, los cuatro orientados hacia la selva, mirando hacia su interior.
Al mirar en la misma dirección pudo comprobar que a los lejos se distinguía una cabaña de paja y cañas, recubierta de barro y hojas.
Sin darse cuentas sus pies empezaron a caminar en esa dirección.
En un punto intermedio se detuvo y se volvió a mirar a los maestros y después hizo lo mismo con la cabaña. ¿Que estaba sucediendo, que le quería decir la vida?…
Miró de nuevo hacia la cabaña y en ese momento surgió la idea como un relámpago. Sin lugar a dudas allí vivía un gran maestro espiritual, al que los otros conocían.
Se dirigió hacia la cabaña, no se veía nada, no se oía nada, espero en la puerta pacientemente, el tiempo pasó y nada sucedió. Finalmente miró en el interior pero no encontró a nadie. Sin dudas pensó, habrá salido y es seguro que volverá en un momento u otro.
Decidió esperar lo que fuera necesario, algo le decía en su interior, que allí encontraría al maestro que su corazón tanto buscaba. Tenía incluso una imagen mental muy clara de cómo sería.
Pasaron los días, las semanas , los meses e incluso algún año. En silencio, en una vida recogida y austera, en comunión con el entorno y consigo mismo.
Limpió la cabaña y la mantuvo siempre lista para recibir al maestro que nunca llegaba.
Mucho tiempo después aparecieron de nuevo los 4 maestros y se detuvieron frente a él, en silencio.
En sus ojos brillaba una luz especial.
El momento era mágico, se acercaron, le cogieron de las manos y le acompañaron hacia la cercana playa. La marea había bajado dejando atrás algunos charcos. Charcos que reflejaban las imágenes como espejos.
Lo llevaron frente a uno y lo colocaron de tal manera que se pudiera reflejar en el su imagen.
El miró y por fin vio la imagen de la persona que durante toda su vida había estado buscando.
La imagen del gurú, del maestro. Por fin en aquella apartada playa, lo había encontrado.
Sus ojos y su corazón contemplaban la verdad.
Se había reencontrado.
Bachan Singh.
Sat Nam (La Verdad es Su Nombre)