Lord Hanuman
El discípulo perfecto:
Hanumán representa el devoto perfecto, que entrega todo al Señor: cuerpo, palabra y mente. Fuente de inspiración para todo bhakti, ejemplo
de humildad y lealtad a su Maestro, él poseía todas las cualidades del discípulo.
«Eres tan poderoso como el viento
Eres inteligente, ilustre y un inventor.
No hay nada en este mundo que sea muy difícil para tí;
Cada vez que algo se atore, eres el que puede ayudar.»
-verso del Ramayama
Hanuman, también conocido como Anjaneya o Maruti, es uno de los más populares ejemplos de la devoción a Dios (bhakti) del hinduismo y es uno de los más importantes personajes de la escritura épica hindú, el Ramayana. Hanuman fue estudiante de Surya, el dios del sol, pagó su educación ayudando a Sugriva, el hijo espiritual de Surya. Su hazaña más famosa es relatada en el Ramayama y fue el dirigir un ejército de monos para combatir al rey-demonio Ravana. Muchos escritos se refieren a Hanuman como una encarnación del dios Shiva.
En tiempos mitológicos, Rama, un rey de la India Antigua, tenía un problema. El demonio-rey que presidía en Sri Lanka, Ravana, había secuestrado a Sita, la esposa de Rama. Rama conoció a Hanuman en el bosque y desde el momento en que se conocieron Hanuman se convirtió en devoto de Rama y decidió ayudarlo a encontrar a Sita. Rama y sus tropas se prepararon para rescatarla del vil demonio. Hanuman dirigió un ejército de vanaras (raza de humanoides parecidos a monos creados por Brahma para ayudar en la guerra contra Ravana) quienes al llegar a la costa lamentaron no poder atravesar el océano. Hanuman extendió sus piernas y cruzó el océano de un paso.
En una batalla subsiguiente el hermano de Rama, Laksmana fue herido severamente y la única manera de salvarlo era con una hierba que crecía únicamente en los Himalayas. ¿Quién podría viajar a los Himalayas y regresar a tiempo? Pocas eran las esperanzas de salvarle la vida a Laksmana.
Hanuman dijo que él podría completar la difícil tarea. Extendió sus piernas, separándola una de la otra, haciendo un salto desde el Sur de la India hasta los Himalayas. Estando allí no estaba seguro de qué hierba seleccionar, así que cargó consigo la montaña entera, tomando otro paso gigante hacia el campo de batalla. Los curanderos encontraron la hierba necesaria para sanar a Laksmana.
En ese gigante paso Hanuman encarnó su amor por Rama. Su intensa devoción le permitió hacer lo imposible. Esta es la lección de Hanuman: el poder viene de la devoción. Aunque, durante la batalla, Rama era la encarnación del dios Vishnu, no podía efectuar el paso gigante porque estaba encarnado y enraizado a la tierra en un cuerpo humano. Por el contrario, Hanuman, con su intensa devoción a Rama, pudo.
El paso gigante de Hanuman es recordado a través del ásana Hanumanasana. Esta postura pide que no solamente estires tus piernas, sino que con ese movimiento traigas devoción verdadera a la práctica. Hanumanasana expresa la expansión posible cuando la devoción vive en el corazón – esa sensación de que puedes vencer y rebasar cualquier obstáculo cuando tu llamado a ayudar es combinado con reverencia y respeto, así como una intensa y feroz devoción.
En Hanumanasana aspiras a alcanzar algo lejano, lo que parece humanamente imposible de alcanzar. Esta historia demuestra que aún un dios no puede alcanzar aquello que un humano puede cuando tiene verdadera devoción en su corazón.
Cuando practiques esta postura nota la dualidad entre el alcance de tu cuerpo en la postura y el dolor que acompaña tus intentos. Cuando sientas ese dolor, lleva tu mente hacia adentro de ti. En lugar de enfocarte en el dolor, usa tu respiración para acceder a tu corazón y trata de encontrar la pasión interior, similar a aquella que creó el paso gigantesco de Hanuman. Cuando cambies tu mente del dolor hacia la pasión y la devoción, la resistencia comienza a disolverse y la postura comenzará a florecer.